Cuando todos celebraban por mí en aquella habitación de barco, lo único que pensaba era en que el apareciera, tanto fue que de esta manera apareció él como si ahí estuviera siempre. Abrazados estábamos y sentía su gran cariño.
La familia lo aceptaba tanto así que hasta fotos le tomó. Nos dejaron solos en esa habitación donde solo una cama había y escaleras de madera donde él estaba solo eso fue suficiente para que yo lo amara. Reí dos y tres veces con él porque era tan dulce que me empalagaba. Me abrazaba y besaba como si jamás lo hubiera hecho y éramos felices así los dos, me sentía tan bien, tan feliz, que hasta pensé que tendría que morir, pero como en todo momento algo terrible sucedió. Le dije que teníamos que salir, que nos estaban esperando, pero él dijo que no era así, y salió de la habitación perdiéndose de mi vista, como si no me conociera, se alejo tanto que corrí hasta la popa del barco y vi un pequeño bote en el que él estaba remando hacia la orilla de una ciudad que aun no sabía cuál era, habían luces y el estaba muy cerca.
Busque al capitán del barco, baje por las escaleras estrechas y blancas que sonaban como metal cuando se golpea, cada vez aceleraba mas el paso, pero no había nadie allí abajo. Odie tanto estar con tacos que me los saque, y sin zapatos subí de nuevo.
Busque mi habitación y me puse las zapatillas que tanto amábamos, abrí una puerta y el aire me dio en la cara. Subí las escaleras en forma de caracol y había mucha gente disfrutando de la vista. Una señora de cabello oscuro y ondulado, con chal de piel y mucho maquillaje en los ojos me pregunto si algo me pasaba, entonces le pregunte si había algún pequeño bote de emergencia y me dijo que sí, que era el que estaba abajo mío. Le agradecí dándole un abrazo y su perfume aun está grabado, olía a madera y a rosas como lo hizo alguna vez mi abuela.
Baje corriendo y salte al pequeño bote a motor que parecía un bus, me pidieron el dinero del pasaje y le dije que tenía moneda de Perú, una señora muy gentil de al lado me dio dos pesos y le pude pagar al señor de bigotes y cabeza ancha.
Llegamos al puerto y baje corriendo sin rumbo alguno, estaba en México, y también estaba sola.
Me dirigí al mercado que era lo más cercano, tratando de encontrarlo, pero también moría de hambre y el estomago me sonaba, ya no podía mas mis ojos se llenaron de lágrimas y me senté al costado de un puesto de frutas. Tal era mi pena, que una señora me ofreció una manzana, le sonreí y le dije gracias.
Empecé a caminar con mi vestido de gala, y zapatillas, estaba peinada y maquillada, y era mi cumpleaños.
El suelo tenia piedras y las personas eran muy amables, la gente me miraba como un pequeño bicho y algunos hombres hasta me intentaban seducir.
Pasaron así varias horas y yo seguía caminando tratando de encontrarlo en algún lugar extraño, él, mi símbolo de inmortalidad no estaba, no lo encontraba.
Ya eran casi las 12 y no encontraba lugar donde dormir, regresar al barco era imposible, y no tenía la moneda local.
Pase la noche vestida de gala, maquillada, con zapatillas y peinada, debajo de un balcón, apoyada en una puerta.
Al día siguiente la bulla de los autos me despertaron, gracias a dios estaba completa y los riñones en su lugar. Busque una casa de cambio, y la encontré, pero justo al sacar mi dinero, me di cuenta que me habían robado. No tenía un solo centavo, no tenia donde dormir y me estaba matando el hambre. Sentí que caía de un edificio no sabía que hacer, estaba en una ciudad ajena y no conocía a nadie. Bueno lo conocía a él, y ni siquiera sabía dónde se encontraba.
Caminé más, y encontré una bicicleta, era rosada, no había nadie, aunque yo moría de miedo, conté hasta tres, y me subí a la bicicleta y pedalee como nunca, luego note que estaba con vestido, pero no me importo la verdad.
Pasaron varias horas y vi una casa enorme, color perla y balcones marrones, con el jardín a los costados, estaba tan alejada de la ciudad, y era tan hermosa que deje la bici en la cerca, y entre a tocar la enorme puerta, los nudillos se me pusieron rojos de lo dura que era la puerta…había timbre y no lo noté.
Toque el timbre y una señorita muy blanca de ojos oscuros y delineados, cabello negro y la sonrisa perfecta, me abrió la puerta y le dije:
- Disculpa la molestia, pero estoy perdida, me robaron cuando dormía, y vivo en Perú.
Ella se tapo la boca, empezó a reír a carcajadas y me dijo:
- ¿Cómo pretendes que te crea, si estas con un vestido muy caro, y eres tan bonita?
Decidí contarle la historia completa. Y de esta manera habló con su hermana, y me aceptaron como sirvienta. La verdad más que sirvienta era la mejor amiga de las hermanas, y casualmente apellidaban igual que él, el joven que huyo del barco.
Pasaron tres meses y yo me encontraba mejor, de algún modo, las jovencitas estaban muy emocionadas porque su primo estaba en la ciudad e iba a ir a visitarlas, yo me encargue de prepararle el dormitorio, quería que todo esté listo para cuando el nuevo inquilino llegara.
Esa tarde tenía que salir urgente a la ciudad para comprar unos inhaladores puesto que no me encontraba bien de salud.
Entonces le dije a una de las hermanas:
- “Tengo que salir, ya no tengo los inhaladores y necesito comprarlos.”
- “Pero mi primo llega en unas horas, no te puedes ir, quería que estés aquí para cuando llegue”
- “De verdad es muy urgente, te prometo regresar mañana muy temprano”
- “Está bien, pero ten mucho cuidado ¿sí?
- “Gracias, y no te preocupes que mañana estaré aquí antes de que despierten”
Entonces salí y me subí al pequeño auto, ya tenía 18, nadie me iba a molestar.
Por otro lado el joven llegó, saludo a sus primas y pasaron toda la noche conversando y tomando vodka. El les contaba de sus penas, y de la mujer de su vida, la cual había muerto en un crucero, según decían todos, había caído del barco.
Pasaron la horas, y ellas se estaban dirigiendo a su dormitorio, el pregunto
- “¿Nadie me dice donde dormiré?, o tengo que dormir en los sillones.
- “ No tonto, discúlpanos, es que la jovencita que nos ayuda a salido y regresará mañana”
- “Está bien, no hay problema”, dijo él
El joven subió a su dormitorio en compañía de sus primas, estaba completamente limpio, ordenado, y tenía un aroma a incienso espectacular. El pensaba en que a su novia, le encantaban los inciensos, y se puso a llorar, recordando todos los momentos de felicidad. Gritando ¿Por qué? ¿Por qué? Ella tenía q morir ¿Por qué lo dejó tan solo? Fue tanto su dolor en aquel momento que se quedo dormido con las lágrimas en los ojos.
Bueno al día siguiente yo regresé y al estacionar el pequeño auto, (cuando digo pequeño auto me refiero a uno muy chico, sin exagerar) vi que había una camioneta negra enorme, de cuatro puertas era perfecta, era tan linda, que decidí lavarla, limpié hasta entre los aros, la deje resplandeciendo y me fui a la casa.
Entre por la puerta de atrás, y olía a licor, habían vasos con vodka en la mesa, habían tres, y dije
-“oh por dios, lo olvidé, el llegaba ayer.”
Empecé a limpiar toda la cocina y cuando termine me fui a bañar.
Mientras tanto el joven se despertaba y se dirigía al baño, aun no comprendo porque al mismo que yo, habían tantos.
Abrió la puerta y empecé a gritar. Entonces él la cerro de un portazo y escuche su risa, eso hizo que yo también empezara a reírme. Pero su risa era tan dulce, y aun no comprendía a quien me hacia acordar.
Salí del baño, me fui a mi dormitorio y me cambie. El joven entro y empezó a bañarse. Mientras tanto yo entre a arreglar su habitación.
Olía horrible, a borracho la verdad, pero levante su ropa, eso era un desorden tremendo. Vi unas zapatillas, iguales a las mías, me caía bien desde entonces.
Baje y terminé de ordenar todo, tenía una angustia tremenda por ver quién era. Pero la verdad yo moría de sueño, y me quede dormida en la escalera de la cochera, completamente escondida.
Cuando desperté, la camioneta no estaba y yo no sabía qué hacer, “¿se había ido?”, rayos.
Su prima me contó lo mucho que le gustaba pasear por el río, yo no sabía de la existencia de alguno pero era por eso que él no estaba.
Yo estaba tranquila en mi cuarto, leyendo una revista de moda, y escuche el motor, salí por la ventana y el bajaba de la camioneta negra, era alto, de piernas largas, pero justo cuando iba a mirarlo bien, me di con la sorpresa de que estaba con capucha.
Bajo con muchas maletas, por eso fue que baje también a ayudarlo, pero mientras él se acercaba no tuvo tiempo de fijarse que había un peldaño y tropezó, corrí hasta él y sin decir un palabra lo cogí por la espada ayudándolo.
El se paró y dijo “gracias“con un pequeña risa. Empezó a girar y cuando alcé la cara ambos nos quedamos helados, empecé a temblar, y lo abrace, lo abrace tanto que se perdía en mí, pero él seguía inmóvil. Y lo único que vi fue una lágrima cayendo a lo largo de su rostro.
Su novia no había muerto, y el mío nunca había escapado, solo había confundido al hombre que estaba en aquel bote.
Fue demasiado.. me hiciste alucinar maaal!
ResponderEliminarme encanto!
que bien! gracias!
ResponderEliminarno ay palabras para esto ... :)
ResponderEliminara sido lo mejor que e leido en mi cortaa vidaa aja
*-*
gracias angelito sus comentarios son muy importantes para mi
ResponderEliminar